La soledad no consiste en estar solo, es estar donde ni uno mismo está- Ricardo Reis


El Síndrome del Príncipe Azul ha evolucionado. Las creadoras ya no sólo estamos jodidas porque los hombres no se acercan para nada perfil vendido por Disney, la vida en general no se acerca a lo que vende Hollywood!!!! Ninguna tiene el trabajo perfecto, ni los amigos perfectos, ni la plata suficiente.... Probablemente algún día escribiremos de lo maravillosa que es nuestra vida, pero siempre estaremos inconformes con algo... Así que hemos decidido escribir sobre todoo lo que nos jode la existencia!!! Será inconsistente si, porque tratará de todo y de nada, al mismo tiempo, de problemas y éxitos, amores y desamores, trabajo y ocio, sexo y amor... de todo y de nada, al mismo tiempo.




sábado, 11 de septiembre de 2010

CONTINUACIÓN....
Ana sabía que no era prudente bajarse en la mitad de la calle, sin plata, con un blackberry y sola, pero por alguna extraña razón, en ese momento esa era la última preocupación que poblaba su mente. Su sonrisa la ocupaba todo asfixiando todos los demás pensamientos, haciendo que sus pies se movieran más rápido. Llegó a la casa grande y blanca un par de cuadras abajo de la séptima y golpeó frenéticamente la puerta de madera, con una ansiedad que le era muy difícil explicar. Solo necesitaba ver su cara, su sonrisa, su pelo. Sus ojos profundos de mirada reposada y tranquila combinados con la sonrisa de medio lado de mona lisa que la desesperaba, pues la hacía, desesperadamente, querer explorar los ricones de su mente hasta haber visto todo lo que había dentro. El último golpe de su mano dirigido furioso hacia la puerta por poco le golpea la cara.
-Heeey... cuidado
Ella exhaló por fin al verlo materializarse ante sus ojos.
-Pasa.
-Gracias...yo...yo solo te quería ver.
La verdad se escapó de su boca antes de que pudiera detenerla.
Él no dijo nada. Solo se quedó mirándola, le quitó un mechón de pelo largo de la mejilla y la besó.
Ana no podía pensar en nada excepto en sus labios contra los suyos, pero cuando por fin se separaron no puedo sino pensar en lo feliz que estaba de por fin haber dejado a la bestia peluda disfrazado de príncipe azul botado en la calle.