La soledad no consiste en estar solo, es estar donde ni uno mismo está- Ricardo Reis


El Síndrome del Príncipe Azul ha evolucionado. Las creadoras ya no sólo estamos jodidas porque los hombres no se acercan para nada perfil vendido por Disney, la vida en general no se acerca a lo que vende Hollywood!!!! Ninguna tiene el trabajo perfecto, ni los amigos perfectos, ni la plata suficiente.... Probablemente algún día escribiremos de lo maravillosa que es nuestra vida, pero siempre estaremos inconformes con algo... Así que hemos decidido escribir sobre todoo lo que nos jode la existencia!!! Será inconsistente si, porque tratará de todo y de nada, al mismo tiempo, de problemas y éxitos, amores y desamores, trabajo y ocio, sexo y amor... de todo y de nada, al mismo tiempo.




sábado, 7 de septiembre de 2013

El destino que nos jode

Tenia que terminar un aburrido informe en mi casa, por lo que tome la laptop que no usaba desde hace algunos meses, porque definitivamente no podía hacer el informe en el iPad. viendo los viejos archivos me encontré con uno que me dejo gratamente sorprendida.

Aunque ustedes no lo crean en alguna época, no hace mucho, fui realmente REALMENTE amorosamente feliz. El archivo que encontré era un especie de carta de despedida, que nunca se entregó, dirigida a quien considero hasta ahora es el hombre CASI perfecto para mi. (Cuidado, no digo que sea perfecto, solo digo que es perfecto para mi, es decir, sus defectos me los soportaba)

Él tiene todo lo que busco, inteligente, disciplinado, trabajador, cero intenso, divertido, con un acento muy sexy y un cuerpo 10 resultado del gimnasio. Pero como nada es perfecto, y el destino tiene esa maléfica tendencia a jodernos, el idilio no duro para siempre, ocurre que el casi perfecto espécimen debía regresar de donde vino a seguir con su vida, o más bien, a construirse una vida, y yo, obviamente, tenia que continuar con la mía.

Otra vez volvemos a lo mismo, podemos estar felices, muy muy felices, pero siempre habrá algo que no cuadra, ese pero que nos jode y desajusta el libreto que serviría para película de Hollywood. Por eso seguimos inconformes, inconsistentemente inconformes.

sábado, 19 de febrero de 2011

La historia de Cata- Parte I

Esta siguiente historia nos la contaron en una noche de chicas con mucho tequila... nos dieron permiso de publicarla siempre y cuando cambiaramos los nombres, los lugares etc... así que, sin más preámbulos, la histora de "Catalina-Parte I":

Le había gustado desde el primer instante en el que lo había visto. Una traga de verdad, con todas las de la ley, era lo que le pasaba a Cata con Juan Carlos. Se moría por verlo, se volvía muy coqueta cuando estaba con el, aunque sabía que tenía novia, se ponía solo un poquito más linda cuando sabía que el iba a estar viéndola. Puede que muchas de ustedes condenen a Cata por falta de solidaridad de género cuando les cuente que el hecho de que él llevaba cinco años con su novia la traía sin cuidado. El deseo de estar con el, de la forma que fuera, era más fuerte que cualquier norma social establecida. Pero él era incorrompible. La miraba mucho, si. La tocaba sin razón aparente, si. Ponía su cara a apenas un par de centímetros de la de ella cuando salían a bailar, si. Pero nada más. Cata sabía que ella le gustaba tanto como él a ella, pero él no parecía dispuesto a hacer nada al respecto. Lo cual lo hacía, si era posible, aún más apetecible.

Pasó un año y Cata decidió que era hora de superar la traga y cuadrarse con alguien más. Así lo hizo, y tres años después seguía en una relación feliz y con Juan Carlos bien guardado en un pequeño rincón de su mente. Sin embargo, cuando uno ya no piensa en alguien no se toma un par de minutos todos los meses para revisar el Facebook de la persona en cuastión y asegurarse de que sigue en una relación. ¿Cierto? Pues eso es precisamente lo que estaba haciendo Cata cuando sin previo aviso, lo vió: Juan Carlos Moneda: Soltero. El estómago y el corazón se le cambiaron de sitio y las manos le empezaron a temblar mientras que, casi sin pensarlos, tomó el celular y marcó su número. -¿Aló?. Su voz llegó como si no hubiera pasado un solo segundo desde la última vez y una sonrisa idiota se apoderó de Cata mientras respondía: -Hey, hola. Hablas con Cata Mazuera. Él se rió desde el otro lado y dijo -Sí, yo se. El resto de los órganos de Cata terminaron de revolverse mientras el pronunciaba las palabras mágicas:

-Entonces, ¿cuando te dejas ver?

Cuando habló su voz sonó sorpresivamente calmada.

-Pues, hoy no iba a hacer nada. Hasta ahora.

El corazón le latía tan fuerte que le dolía.

-Dale. ¿Porqué no vienes a mi casa?

CONTINUARA...

sábado, 11 de septiembre de 2010

CONTINUACIÓN....
Ana sabía que no era prudente bajarse en la mitad de la calle, sin plata, con un blackberry y sola, pero por alguna extraña razón, en ese momento esa era la última preocupación que poblaba su mente. Su sonrisa la ocupaba todo asfixiando todos los demás pensamientos, haciendo que sus pies se movieran más rápido. Llegó a la casa grande y blanca un par de cuadras abajo de la séptima y golpeó frenéticamente la puerta de madera, con una ansiedad que le era muy difícil explicar. Solo necesitaba ver su cara, su sonrisa, su pelo. Sus ojos profundos de mirada reposada y tranquila combinados con la sonrisa de medio lado de mona lisa que la desesperaba, pues la hacía, desesperadamente, querer explorar los ricones de su mente hasta haber visto todo lo que había dentro. El último golpe de su mano dirigido furioso hacia la puerta por poco le golpea la cara.
-Heeey... cuidado
Ella exhaló por fin al verlo materializarse ante sus ojos.
-Pasa.
-Gracias...yo...yo solo te quería ver.
La verdad se escapó de su boca antes de que pudiera detenerla.
Él no dijo nada. Solo se quedó mirándola, le quitó un mechón de pelo largo de la mejilla y la besó.
Ana no podía pensar en nada excepto en sus labios contra los suyos, pero cuando por fin se separaron no puedo sino pensar en lo feliz que estaba de por fin haber dejado a la bestia peluda disfrazado de príncipe azul botado en la calle.

miércoles, 24 de marzo de 2010


Tal vez el problema es el color. Tal vez si se llamara 'El Príncipe Gris' nuestras expectativas no serian taaaaaaan altas. Aveces me pregunto si todo es una especie de gran malentendido, como si ahí mismo estuviera la solución para que todos fuéramos felices y todos pudiéramos encontrar lo que queremos... pero ahí es que está el problema. ¿Cuantos de nosotros sabemos realmente lo que queremos? ¿Porque aveces, aunque tengamos al príncipe enfrente nos vamos por la bestia peluda? Eso fue precisamente lo que le paso a la protagonista de nuestra siguiente historia...

Ana es una de esas niñas que todas odiamos en privado y amamos en público. Es linda, inteligente, chistosa y JAMAS ha tenido el más minimo problema en conseguir exactamente lo que quiere, a quien quiera y cuando lo quiera. Tenía novios sucesivos siempre lindos e interesantes y siempre locos por ella. Nunca estaba más de una semana sin salir con alguien nuevo y mejor. La semana que conoció a Alejandro estaba saliendo con Daniel que estudiaba derecho en los Andes y era típica y aburridoramente perfecto. A primera vista todo estaba bien, pero si alguien se hubiera detenido a mirar un poco más de cerca, hubiera visto que ella estaba profundamete aburrida, ahogada, desesperada de tener que ser siempre lo que todo el mundo deseaba ser; ella tenía que ser perfecta para ayudar al resto del mundo a lidiar con sus propias vida. Alejandro no era así... era la clase de niño que iba por la vida sin un plan, sin una meta, andaba con su pelo largo hasta la cintura y a Ana le parecía que caminaba en una dimensión diferente, en un tiempo diferente, fuera de la burbuja de cristal desde la cual ella miraba el mundo. El respiraba. La próxima vez que Daniel, con su cara de niño bueno enfundada entre una camisa polo intentó darle un beso ella lo vió a él... a Alejandro... con sus ojos oscuros y su pelo largo y liso, su frente ancha, sus labios... Sintió que se moría que se volvía vieja y arrugada, y mientras tanto ese idiota de pelo esponjado seguía intentando besarla, y vio a un niño estúpido y malcriado que solo estaba con ella por la misma razón que ella estaba con el... porque era lo que todo el mundo esperaba. Murmuró algo y se bajó corriendo del carro en la séptima con 77...solo necesitaba verlo una vez mas...solo quería volver a verlo y obligarlo a poner su mundo en orden de nuevo...
CONTINUARÁ...

jueves, 4 de febrero de 2010

Historia número uno: La Princesa empedernida


Todo es culpa del Príncipe Azul

Esta vez, su nombre era Camilo. Alto, mono, ojos verdes, camisa Abercrombie (el equivalente moderno a la armadura brillante) un Twingo (el equivalente moderno al valiente corcel) y un BlackBerry, (el equivalente moderno a la espada para matar dragones). En otras palabras, un príncipe. Carolina era muy linda, al menos eso pensaba todo el mundo, solo compraba ropa de marca, se arreglaba el pelo todas las semanas en la peluquería y su papá le tenía un chofer; total, toda una princesa. Así que la historia debería ser bastante simple: Príncipe con carro propio regalo de su papá el rey conoce a la hermosa princesa y dedica todos sus esfuerzos a rescatarla, para luego dedicar el resto de su vida a hacerla una princesa muy pero muy feliz. Y por supuesto, tenía que hacerlo todo en camisetas Abercrombie, jeans Levis, converse y sin sudar. ¿Era acaso pedir demasiado? Claro que no, pensaba Carolina, así es simplemente como debe ser: Yo soy una princesa y no me voy a conformar por menos que un Príncipe Azul. Sin embargo, por alguna extraña razón, las cosas nunca parecían funcionar exactamente bien. Siempre sucedía algo, a veces el príncipe no sabía combinar exactamente bien su ropa y no se veía demasiado bien, algunos príncipes tenían demasiado gusto por el alcohol y terminaban estrellando su carruaje, o en el peor del los casos, estaban tan borrachos que a la Princesa le tocaba pedir un taxi. Horror. Algunos príncipes no parecían entender muy bien su labor de hacer feliz a la Princesa, y otros no captaban el hecho de que un príncipe digno de una princesa no puede tener un asqueroso grano en la punta de la nariz. En fin, debajo de su apariencia de príncipes perfectos siempre resultaban siendo pedantes, arrogantes, feos, bobos, borrachos, tacaños, descuidados o irresponsables. Algunos incluso parecían ser príncipes árabes, pues les gustaba tener más de una princesa.
Pero esta vez había sido demasiado; ya no podía soportarlo más. Este príncipe había estado tan cerca de ser perfecto, casi lo había logrado. Llevaban seis meses juntos y Camilo había ejecutado su papel a la perfección, tanto así que Carolina incluso había empezado a dudar ser una princesa lo suficientemente hermosa y perfecta para semejante príncipe. Por supuesto nunca se lo había dicho a él y todo su séquito de princesas/amigas le habían asegurado vehementemente que eran una pareja absolutamente perfecta que no se podían ver mejor juntos y que eran la envidia de todo el mundo. En otras palabras, después de tanto tiempo de arduo trabajo la princesa había logrado encontrar a su príncipe azul.
El teléfono de Carolina, un BlackBerry último modelo con forro rosado, sonó de repente arrancándola de sus pensamientos.
- H-oo-l-a Laau-riis - Logró contestar sollozando
- Caaaaaaaro, ¿estás bien?
- AA-já, más o menos
- Aaaay linda ¿quieres que pasemos por tu casa? Enserio no lo podemos creer!
- Yo se!!
- Camilo es un imbécil, no estés triste por un imbécil, bueno?
- Ok…
- Llámame más tarde que Yeyo va a entrarnos gratis a Genoveva.
- No se Lauris…hablamos más tarde, un beso
-Bueno un beso, llámame.
Esa misma tarde Caro estaba en su casa cuando Camilo le mando un mensajito que decía. “Necesito verte, ¿podemos ir a tomarnos un café en el Juan Valdéz del parque?” Ella había sonreído pensando en su belleza de novio que no podía pasar un día entero si verla. Se encontraron en el parque y ella iba a darle un beso cuando él aparto levemente la cara y la besó en la mejilla: Primer síntoma de que algo estaba muy mal. “¿Nos sentamos?” Preguntó Camilo y prosiguió a indicarle una mesa al fondo de la tienda donde era difícil que alguien los viera: segundo síntoma, a Caro y Cami les encantaba encontrarse gente conocida en el parque. Caro se sentó cautelosamente, mirándolo a los ojos, observando todos sus movimientos. “Mira linda… la verdad es que tu eres una persona genial, enserio….pero las cosas no están funcionando… yo estoy en un momento en mi vida en el que tengo que decidir muchas cosas, y creo que lo mejor para los dos es que terminemos” Los oídos de Carolina se pusieron rojos de la ira y la humillación, los ojos se le llenaron de unas lágrimas traidoras y cuando habló su voz sonó frágil y temblorosa: “¿Qué?” Simplemente no era posible…ella había decidido que él era su príncipe perfecto, ella lo había escogido, ¿¡Cómo se atrevía a terminar con ella!? ¿!Es que acaso no entendía!? Él volvió a repetir sus excusas sin sentido pero ella ya no oía nada…no entendía cual había sido el problema…todo el mundo pensaba que eran tan perfectos…
Una semana después Carolina decidió que simplemente Camilo la había engañado, que era un pobre imbécil, que se había aprovechado de ella, le inventó defectos que no tenía y lo convirtió en un monstruo en su cabeza. Incluso logró convencerse a sí misma de que terminar había sido idea de ella y de que Camilo había llorado y le había rogado que le diera otra oportunidad. La verdad, es que Camilo se había cuadrado con Carolina porque le parecía linda y porque era amiga de todos sus amigos…pero cuando estaba con ella se sentía como un perro de exhibición que ella paseaba por toda la ciudad y que para ser competente, tenía que ser absolutamente perfecto.